sábado, 31 de agosto de 2013

Alea jacta est


El Premio Nobel de la Paz Obama Bin Laden acaba de hacer oficial su órden de ataque a Siria.
No se sabe donde puede terminar todo esto (de allí las vueltas de alguno de sus peoncitos europeos) por la probable extensión de la beligerancia a Israel -el niño mimado del Amo del Universo (versión en negativo)- Arabia Saudita, Quatar e Irán. Y los problemas de abastecimiento de combustibles a los amos y súbbditos que ello implicaría.
Pero todo eso es especulativo. Lo que no es especulativo es la masacre Siria que fué pergeñada, alentada, solventada y armada por el mismo que hoy atacará o por sus sirvientes, socios o cómplices.
Y hoy por suerte puedo señalar una parte buena por la fijación de la postura Argentina al respecto.
Cuando lo de Libia, el acto 1 de la tragedia que hoy continúa, nuestro gobierno adoptó una postura vergonzosa y cómplice, primero por el silencio (lo comentaba aquí) y luego por la aceptación denigrante de las resultantes de la agresión, según pueden ver aquí.
Nuestro gobierno (me refiero al ciclo K) ha tenido un correcto desempeño en las relaciones exteriores a nivel de Hispanoamérica, pero en lo que hace al resto del mundo dejó mucho que desear.
Hoy en cambio ha dado un giro a esa postura, que espero continúe y se profundize en el futuro. El comunicado de cancillería merece ser leído; aquí va:

La situación en Siria y las Naciones Unidas

Jueves 29 de Agosto de 2013
Información para la Prensa N°: 215/13
La Argentina, que en la actualidad está ejerciendo la Presidencia del Consejo de Seguridad, hace pública su posición ante la fuerte posibilidad de una intervención militar extranjera en la República Siria.
La posible utilización de armas químicas, prohibidas por la comunidad de naciones, en Siria, añade un elemento de gravedad inexcusable que obliga a todos los Estados a comprometerse para encontrar una solución a la crisis.
La Argentina ha demostrado con acciones su firme compromiso con la no-proliferación y la eliminación de las armas de destrucción masiva. Nuestro país es Parte de la Convención sobre Armas Químicas y es un activo impulsor de la destrucción de estas armas y propicia evitar cualquier forma de su desarrollo. La utilización de armas químicas letales en todas sus formas es un crimen de guerra y de lesa humanidad. Tanto los gobiernos como los grupos armados insurgentes que hayan hecho uso de dichas armas deben ser juzgados y castigados por la Justicia, específicamente por el Tribunal Penal Internacional.
Por eso apoyamos decididamente la investigación puesta en marcha por el Secretario General y esperamos contar con resultados contundentes, transparentes, objetivos e imparciales a la brevedad.
Argentina, junto a toda América Latina, ha sido enfática en la defensa del principio de no intervención militar extranjera. Ante la negativa de los Estados Unidos para aplicar la doctrina Monroe en defensa de Venezuela, que sufría un bloqueo naval por potencias europeas en 1902, la Argentina impulsó una nueva doctrina en contra del intervencionismo militar. La doctrina Drago, en honor a su impulsor el Canciller Luis María Drago, que comenzó atacando la intervención por tema de deudas evolucionó como principio general, ello a partir de la experiencia que indica que las intervenciones militares libradas a decisiones unilaterales es uno de los elementos más disruptivos de la seguridad internacional.
El surgimiento de las Naciones Unidas como órgano garante de la paz fue un avance fundamental que es necesario profundizar. En línea con lo expresado por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, la responsabilidad de proteger civiles para justificar la intervención militar unilateral o por medio de alianzas circunstanciales puede dar lugar a que se abusen de los valores de paz y seguridad y se termine atacando precisamente los valores que se dice defender. No sumemos nuevos horrores a los horrores que ya sufrimos.
En este contexto, la Argentina se opone a una intervención militar. La intervención militar extranjera en forma de respuesta automática a la utilización de armas químicas sin siquiera esperar a que las Naciones Unidas determinen si se utilizaron y quienes las utilizaron, implica una derrota del sistema multilateral y un menosprecio a su sistema legal.
Volvemos a reiterar el concepto que las Naciones Unidas no serán eficaces mientras los poderosos crean que sólo los débiles deben cumplir sus resoluciones.
Para la República Argentina, no están dadas las condiciones para una solución militar extranjera ya que a pesar del tiempo transcurrido y de cientos de miles de víctimas, no se han puesto en práctica los mecanismos previstos en el derecho internacional. Nuestro país considera que operaciones militares extranjeras no harían otra cosa que agravar la situación, aumentarán las víctimas y el riesgo de derrame de la tragedia humanitaria a otros países de la región se acrecentará.
En este espíritu, es importante también reconocer que la provisión de armamentos a las partes en conflicto, lejos de definir la contienda, ha contribuido a multiplicar la sangre derramada por cientos de miles de inocentes.
No se puede seguir proveyendo de armas a las zonas en conflicto y luego sentarse en este recinto para lamentarse que hay muertos. No se puede lamentar que haya muertos y decir que la solución ante la muerte es aumentar el número de muertos.
A la vez, la República Argentina no permitirá que la Naciones Unidas acepten resignarse a observar como se masacran civiles con armas químicas. La gravedad de la situación debe admitir la posibilidad de una intervención humanitaria sin fines ni medios militares y con mandato de la ONU. Sostenemos que en el supuesto en el que un miembro permanente del Consejo ejerciera el veto para impedir una intervención humanitaria no militar, quedaría una vez más plasmada una situación descripta por la presidenta de la República hace pocas semanas en el Consejo de Seguridad al decir que “cuando en la gestión de conflictos aparece el derecho de veto, la solución se torna mucho más difícil y por momentos imposible. Por lo tanto creemos que sería necesario revisar el funcionamiento de las instituciones en general de Naciones Unidas y en particular del Consejo de Seguridad.”
Si ello no es posible a través del Consejo de Seguridad, es tiempo para que la Asamblea General tome cartas en el asunto.
Nuestro país propone otorgar el mandato necesario al Secretario General para definir la autoría de la masacre derivada del uso de armas químicas, y desde el conocimiento de lo sucedido debatir una eventual intervención humanitaria y diplomática avalada por la Asamblea General.
La República Argentina y otros países latinoamericanos sostenemos que en caso que exista una oposición a garantizar la asistencia y el acceso humanitario en Siria por parte de uno o más miembros con derecho a veto en el Consejo de Seguridad, se debería convocar a la Asamblea General a fin de resolver esta situación.
Sin duda, llegar a esta instancia dejaría al desnudo que el consejo de Seguridad está contaminado por el juego de intereses de un pequeño grupo de países que, ejerciendo el “privilegio” del veto, vuelven a este órgano no sólo ineficaz sino irrelevante para la paz mundial.
Existen las herramientas para hacerlo.
En 1987 la Asamblea General aprobó la Resolución 42/37 sobre la prohibición de utilización de armas químicas y bacteriológicas, por la cual solicita al Secretario General de las Naciones Unidas llevar adelante investigaciones en respuesta a posibles usos de este tipo de armas, que pudieran constituir una violación del Protocolo de Ginebra de 1925 y otras leyes internacionales, para comprobar los hechos e informar sus resultados lo antes posible a los Estados miembro de la ONU.
Finalmente, otra opción es que los 15 cancilleres que representan a los países miembros del Consejo de Seguridad se convoquen ya mismo en Siria para exigir el cese de la violencia y el inicio de un diálogo entre las partes en conflicto.
En síntesis, la República Argentina propone el embargo de armas, una intervención humanitaria liderada por el Secretario General, una reunión de emergencia de la Asamblea General o la acción en el terreno del conflicto de los cancilleres miembros del Consejo de Seguridad. Lo que Argentina jamás propondrá, ni avalará, es una intervención militar extranjera. El gobierno y el pueblo argentino no serán cómplices de nuevas muertes.

Información para la prensa Nº 215/13
Dirección de Prensa de Cancillería: 4819-7375 / 8296 / 7388
www.cancilleria.gob.ar


En fin:Esta tragedia continuará. Es reconfortante poder decir algo bueno pese a todo.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Elegía Siria

Estamos a las puertas del ataque Yanki a Siria. La coronación del holocausto preparado, entrenado, financiado y armado por EE UU y sus peoncitos Europeos.
La repetición trágica del holocausto Libio. Con los mismos mentores. Con casi los mismos autores.
Claro que ahora se trata de detener el lanzamiento de agentes químicos, de armas de destrucción masiva. Y si no lo creen aquí está la foto:
Perdón, perdón, se me traspapeló, está es la bomba en Hiroshima, perdón.Pero los efectos de la agresión del "régimen" están claros en estas fotos:

Puta, de nuevo me confundí.Estos son de víctimas de Hiroshima..a ver:
Carajo, de nuevo la pifié; estas son de niños hechos pelota por el Napalm y el Agente Naranja en Vietnam.
¡Es que fueron tantas, tantas las masacres masivas, cobardes, bestiales de los que hoy se arrogan el papel de salvadores de la humanidad!
Por supuesto hay que recordar que los proveedores exclusivos de armas químicas en todos lados son los mismos que hoy se declaran campeones de la humanidad.
En este caso, inclusive, nuestros buenos periodistas han omitido informar -cosa que sí hizo Prensa latina- que el gobierno Sirio tomó un depósito de armas químicas de los terroristas en Damasco campo que produjeron la muerte de un oficial y daños a unos 30 efectivos porque al parecer los terroristas "libertarios" (llamados Rebeldes por nuestra prensa cipaya, incluída Telam y Página 12)derramaron adrede parte de los mismos antes de huir.Los agentes tóxicos tenían escrita la procedencia: Arabia Saudita.
No cabe duda que si Dios o Ala existen hace rato que ya están gaga

martes, 27 de agosto de 2013

Amado Nervo


Alguno se dirá ¿Que le agarró a este coso con los versos? La casualidad, simplemente, la casualidad de que el nacimiento de Nervo, el 27 de Agosto de 1870, fuera en fecha próxima al nacimiento de Borges.
La otra causa atendible es que prefiero hablar de estos versos y no de los versos de Stolbizer, Nelson Casto, Lopez Murphi, Obama o Melconian.
Y basta de verso, vamos a los versos



En Paz
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

Perlas negras XLII
Yo también, cual los héroes medievales
que viven con la vida de la fama,
luché por tres divinos ideales:
¡por mi Dios, por mi Patria y por mi Dama!

Hoy que Dios ante mí su faz esconde,
que la Patria me niega su ternura
de madre, y que a mi acento no responde
la voz angelical de la Hermosura,

rendido bajo el peso del destino
esquivando el combate, siempre rudo,
heme puesto a la vera del camino,
resuelto a descansar sobre mi escudo.

Quizá mañana, con afán contrario,
ajustándome el casco y la loriga,
de nuevo iré tras el combate diario,
exclamando: ¡Quién me ame, que me siga!

Mas hoy dejadme, aunque a la gloria pese,
dormir en paz sobre mi escudo roto;
dejad que en mi redor el ruido cese,
que la brisa noctívaga me bese
y el Olvido me dé su flor de loto.

sábado, 24 de agosto de 2013

Borges (con perdón de la palabra)


El 24 de Agosto de 1899 nació Jorge Luis Borges. Era un cajetilla, un niño bien y como tal casi todas sus opiniones mundanas nos producen algún rechazo (o mucho).
Pero lo que no se puede negar ( o mejor dicho lo que yo no puedo negar, para ser exacto) es que fue un buen poeta.
Y debe dejarse de lado la opinión política o social que uno tenga de una persona y reconocer aquello en lo que es virtuosa.
Así que aquí les dejo unos versos de ese guacho reaccionario, garca y excelente poeta.


La lluvia
Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.

Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturosa
le reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado.

Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto

patio que ya no existe. La mojada
tarde me trae la voz, la voz deseada,
de mi padre que vuelve y que no ha muerto.


El remordimiento
He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida

no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.

Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
la sombra de haber sido un desdichado.


PD: Aquí tienen otro que le publiqué hace tiempo a ese muchacho


martes, 20 de agosto de 2013

Progre

Los que apoyan el proceso en marcha en el país suelen definirse como peronistas y denostan a los "progres" señalándolos como enemigos.
La realidad es siempre compleja, resiste a las simplificaciones y los encuadramientos y así como hay cada Peronista que dá terror, inclusive dentro de los que formaron parte de este modelo y en cantidad (¿necesitan que se los nombre? mejor no porque
quiero terminar la entrada antes de Setiembre), así como hay esos, decía, hay progres que acompañan, apoyan y colaboran recta y honestamente. Yo soy uno.Aquí hay otro que merece ser escuchado.
No es tan brillante como yo, pero sirve.


La respuesta de Sabbatella a Vilma Ibarra

Luego de exhumar algún apego a las instituciones y a la transparencia de parte de Carrió y Macri, la ex legisladora Vilma Ibarra se ocupa de ejemplificar, con mi nombre y el de la fuerza en la que milito (y donde ella militó hasta 2011), una supuesta "Deserción progresista del kirchnerismo", según el título que lleva su nota en el Clarín del domingo. Antes de adentrarme en el necesario debate sobre el rol del progresismo en esta década de cambios profundos, debo decir que aburre por reiterado el recurso de tocar timbre en lo de Magnetto para denunciar aquello que se defendió hasta el momento inmediato anterior a perder una banca o un contrato en el Estado. Tampoco escapa a nuestra ex compañera la inminencia de una definición judicial sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual; sus respetables críticas son a un funcionario nacional que afronta con orgullo la tarea encomendada por la presidenta de aplicar integralmente esa norma, tal cual lo dispuso el Congreso de la Nación. Menos aún le es ajeno a Ibarra, que llegó a ser diputada en 2007 en la lista del Frente para la Victoria, que esas críticas tienen cabida en el medio insignia de la escuadra Clarín. Cada cual se pone al servicio de los intereses que más le preocupan, así que prefiero ir al fondo de la cuestión antes de perderme en interpretar quién dice qué, por qué canales y con qué propósitos.

El llamado progresismo es un universo ambiguo y turbio que siempre me resulta incómodo por confuso y contradictorio. La sombrilla "progre" protege de la intemperie ideológica a variados pensamientos, populares y antipopulares, marxistas y liberales, entre otros. Con algunos de ellos compartimos nuestra preocupación por enfrentar la desigualdad, terminar con cualquier tipo de discriminación, garantizar los derechos civiles y sociales, transparentar el ejercicio de la función pública, recuperar el rol del Estado como actor de un desarrollo equitativo o ampliar nuestra Democracia. Pero cuando esas consignas, que todos pronunciamos con denuedo, deben traducirse en acciones concretas, las coincidencias se achican y las contradicciones emergen.

Las dificultades de ser coherentes entre lo que se piensa, se dice y se hace no son sólo temporales, sino también geográficas. Muchos "progresistas" de nuestro país se llenaron y se llenan la boca exaltando procesos políticos y sociales como el de Lula da Silva en Brasil, Evo Morales en Bolivia o Hugo Chávez en Venezuela. Otros, ni siquiera eso, y llaman a votar a Capriles. Los primeros se muestran defensores de gobiernos a los que suelen mencionar como prototipos revolucionarios, ignorando sus complejidades y ocultando que, al interior de esos países, voces "progres" levantan sus dedos con acusaciones similares a las que aquí les prodigan ellos y ellas a nuestro proyecto nacional. Al mismo tiempo, los próceres latinoamericanos contemporáneos que decoran las paredes de los locales de la "progresía" local, abrazan a Cristina como su referente argentina, porque reconocen en ella, como reconocieron en Néstor, a grandes luchadores por la justicia social, la paz, la libertad, la democracia y la integración de nuestro continente.

Las categorías suelen ser imprecisas y en la vaguedad habitan las contradicciones. En la Argentina de hoy, cuando se dice progresismo, levantan la mano, entre muchos y muchas, Binner, Donda, Stolbizer, Carrió, Alfonsín, Prat-Gay, Solanas, Lavagna u Ocaña, sin espantarse de viajar en el mismo bondi con favorecedores de la concentración económica, empleados del JP Morgan, devaluadores, destructores de la industria nacional, endeudadores compulsivos o productores de desempleo masivo. De lo que se trata es de pegarle "por izquierda" al gobierno, o al menos que eso parezca, Clarín mediante. Los autodefinidos centroizquierdistas sepultan a luz del sol aquella máxima de Norberto Bobbio acerca de que la izquierda no naturaliza la desigualdad, como sí lo hace la derecha. Bajo la marca de un decentismo indocumentado babean "progresismo" personas que apoyaron y tuvieron cargos en gobiernos corruptos, violentos e impopulares y otros que, al frente de "inmaculadas" gestiones municipales y provinciales, no pusieron en práctica ni una cuarta parte de los mecanismos de transparencia y participación que nosotros sí implementamos al frente del municipio de Morón. Necesitan para tanta incoherencia los favores de la prensa del establishment que paga con centímetros de gráfica y minutos de aire el servicio de los denunciantes siniestros. Mutua conveniencia.

La integración de nuestra fuerza al kirchnerismo fue tan natural como anticipada. Basta repasar qué banderas levantamos desde nuestros inicios en la vida política para ver en qué lugar del mapa debíamos estar y con quién. Quienes crecimos en los '80 enfrentamos al menemismo desde que este se presentó como el garante de la impunidad de los asesinos de la dictadura y como el proceso que venía a completar el plan de destrucción de la industria nacional, dependencia de los organismos financieros internacionales, transferencia brutal de ingresos de los sectores trabajadores hacia el capital especulativo y masificación de la pobreza, la miseria y el desempleo.

Confluimos, en aquellos primeros años de resistencia al neoliberalismo de Menem, con otros y otras que habían resistido la proscripción del peronismo, que habían reverdecido en la primavera camporista, que habían sufrido la persecución de López Rega y la dictadura y, también, con quienes se habían ilusionado con que la recuperación de la Democracia quebraría definitivamente el plan genocida de exclusión social diseñado en los '70 en Washington para toda Latinoamérica. Nos frustramos con la trágica experiencia de la Alianza, que escondió sus propósitos continuistas bajo el ropaje de un progresismo con vocación de poder, alzando las mismas banderas que nosotros siempre levantamos.

Mantuvimos altas esas banderas en Morón, demostrando que sí era posible llevar adelante una gestión rupturista, transformadora, honesta, eficiente y a favor de las grandes mayorías populares, sin canjearle al establishment principios por gobernabilidad. Nos dimos a la tarea de construir una nueva fuerza política nacional. Mientras atravesábamos la enorme crisis social, política y económica que estalló a fines de 2001, fortalecimos con un inmenso respaldo popular nuestra gestión en Morón y dimos nacimiento al Encuentro por la Democracia y la Equidad, que luego se ampliaría como Frente Nuevo Encuentro.

A la par, en 2003, surgió en el país un proceso político sorprendente liderado por un presidente inesperado, Néstor Kirchner, que empezó a levantar y a traducir en políticas públicas concretas los principios, los ideales, los sueños que justificaban nuestra lucha cotidiana.

¿Cómo no estar junto a ese dirigente y miles de compañeros y compañeras en la apertura de la ESMA o en la anulación de las leyes de impunidad luego de décadas de pelear por la verdad y la justicia y de haber abierto, en Morón, la primera Casa de la Memoria y la Vida en el predio en el que se había asentado el centro de detención y torturas Mansión Seré? ¿Cómo no acompañar y festejar la apuesta fuerte a la Patria Grande luego de haber luchado por la comunión latinoamericana y de ser promotores de espacios de unidad regional como la Red de Mercociudades que tuve el orgullo de integrar y conducir? ¿Cómo renegar de nuestra trayectoria enfrentando el más importante proceso de desendeudamiento que recuperó la soberanía económica nacional? ¿Cómo no respaldar la implementación de la Asignación Universal por Hijo, la reestatización del sistema previsional o la urbanización de barrios populares, si convivimos diariamente con las víctimas de la exclusión, la marginación y la injusticia y trabajamos a brazo partido para paliar con recursos municipales las consecuencias de aquella tragedia social? ¿Cómo no estar al lado de Néstor y Cristina bancando la democratización de la palabra frente a explotadores de medios que crecieron y se enriquecieron durante la dictadura y el menemismo y aplastaron con su hegemonía el derecho a la comunicación y la libertad de expresión de millones de argentinos? ¿Cómo no poner el cuerpo para defender las retenciones a las ganancias extraordinarias de grandes empresarios de los agronegocios que se llenaron y se llenan de dinero mientras ostentan los niveles más altos de empleo en negro? ¿Desde qué presunta concepción "progresista", desde qué plaza y al lado de qué corporaciones se nos puede objetar que metamos los pies en el barro de la historia para estar junto a los que luchan a favor de los castigados, de los desposeídos, de los ninguneados y humillados? Que se pongan el sayo "progre" los que asumieron que su rol histórico es constituirse en lo más transgresor que les permite el sistema para mantener la injusta matriz económica y productiva. Es todo suyo.

Nosotros ingresamos al kirchnerismo con nuestros ideales, nuestra experiencia y nuestro compromiso, desde nuestras plenas convicciones, poniendo el cuerpo sin más cálculo que el de aportar a este movimiento plural, diverso y complejo, pero sobre todo transformador y popular. Ingresamos sin bajar una sola de nuestras banderas, a compartir con otros y con otras, el proyecto que lidera Cristina y que define al campo nacional, popular y democrático del siglo XXI.

Afuera resisten quienes se niegan a perder sus privilegios y, también, el puñado de enmascarados que los asisten con denuncias no probadas y con la impunidad que les concede su pacto lastimoso con quienes arruinaron el país hasta el 2003.

http://www.infonews.com/2013/08/20/politica-93001-la-respuesta-de-sabbatella-a-vilma-ibarra.php


viernes, 9 de agosto de 2013

Pena

Por ahora todo es pena. Por las víctimas, por sus parientes, amigos, conocidos (mi hija menor es una de esos conocidos). Y sobre todo por el aprovechamiento irracional y reaccionario de la desgracia que intentan algunos, los de siempre, como el gangoso Bonelli.Y cuando todo es pena es pronto para pontificar o reflexionar. Mejor dejar que hablen algunos que lo hacen mejor que yo.

Los muertos conocidos

Por Javier Chiabrando

Hace años leí una nota en el País de España que quizá pertenecía a Eduardo Haro Tecglen o a Manuel Vicent; ahora poco importa ese grado de precisión. Lo que importa es que la nota decía algo así como "a partir de ahora sólo los muertos conocidos". Siempre me impresionó esa idea, que planteaba una hipótesis terrible, a la altura de una época que se iba a manifestar lentamente como la que muestra todo, la que sabe todo, la que todo lo filma y todo lo juzga. "Sólo me haré cargo de sufrir por los muertos conocidos". Suena terrible, lo sé, y tiene una ironía tan escondida, tan secreta, que bien podría ser tomada por burla o desdén. La idea completa era: ante tanta muerte (el periodista se refería a las pateras que intentaban cruzar el Mediterráneo y no lo lograban, con los muertos del caso; pura estadística), no puedo hacer más que protegerme; por lo tanto me haré problemas, sufriré, incluso lloraré por los muertos conocidos. Por el resto, lo lamento, no me quedan lágrimas, y ya se sabe, si lloro por cada infeliz de la tierra me puede explotar el corazón.

Yo viví en Rosario entre los años '79 y '89. Luego anduve dando vueltas y ahora vivo en Balcarce, provincia de Buenos Aires. Parte de mi corazón sigue ligado a Rosario, que incluye proyectos de música y escribir para este diario. Y en el exacto momento en que recibo el pedido de escribir algo relacionado con la tragedia, estoy intentando avanzar con mi demorada "novela rosarina". Son esas cosas que no se eligen; ahí están. Son parte de uno. Entonces, la tragedia de estos días, me toca como a uno más de los habitantes de la ciudad, y lo primero que hice al conocerla es hacer lo que supongo que hacen todos, recorrer con la memoria los lugares de residencia de amigos y parientes, luego escribirles y garantizarme de que están bien vivos. Desde lejos, la tragedia insiste en adoptar la forma de una noticia, una más entre tantas malas que abundan por ahí, pero no lo logra, porque en esos lugares yo anduve, viví cerca, tuve novias, toqué en bares cercanos, y usé escenarios en novelas. Y los muertos son muertos conocidos: no los conozco, pero son muertos conocidos, próximos, amigos de amigos, primos de amigos, amigos de primos, argentinos, rosarigasinos. La posibilidad de hacerse el boludo, como planteaba el periodista del diario español, saltó por los aires.

Luego empieza el trabajo de entender, o de tratar de entender. ¿Hay culpables con nombre y apellido? ¿La tragedia siempre tiene culpables? ¿La culpa la tiene, siempre, como intentan hacernos ver algunos, esa superestructura que uno reconocería en las palabras Estado, administración, instituciones, política? Cuesta tanto desacreditar esta última idea como hacerla verdadera. El problema es que desacreditarla cuesta trabajo, y repetirla no. Mucha gente usa el mismo tremendo criterio del periodista español. Se reemplaza la idea de los muertos conocidos por la de los malos conocidos. Se abandona la idea de buscar justicia y pasa a ser imperativo poder echarle la culpa a alguien. Es que echarle la culpa a alguien calma. Lo único que puedo decir es que ojalá la verdad aparezca pronto, porque es la única forma de detener esa suma de espejismos que suelen darse cuando la verdad se hace esquiva. Otra cosa son los traficantes de tragedias. Los traficantes de tragedias están de fiesta. La noticia de la muerte de una piba, agotada por lógica (es un solo muerto; tampoco pueden hacer milagros), es reemplazada por muchas muertes, mucho dolor y mucha destrucción. Seguirán así, escarbando la basura, escarbando en las ruinas cuando se vayan los bomberos, hasta que se hunda otro Titanic.

Alguna vez he escrito que aquellos pueblos o ciudades que no tienen una fecha de fundación precisa (como Rosario, o como muchos pequeños pueblos de la provincia, concretamente Carlos Pellegrini, de donde vengo), nacen más certeramente alrededor de un hecho que se escribe para siempre jamás. Puede ser un hecho deportivo, político, incluso ficcional, como que Aracataca pase a llamarse Macondo; también una tragedia. Diría más: una tragedia es el suceso por excelencia para escribir la historia de un lugar; sea su nacimiento, sea el de un nuevo capítulo. Esos hechos se repiten, se escriben y terminan siendo lo que uno llamaría el imaginario colectivo de cada lugar que hay sobre la tierra. El desafío de la ciudad de Rosario, de todos nosotros, es absorber esta tragedia como algo que siempre estará en nuestros corazones, cabezas y palabras. Digo esto y pido disculpas porque no sé si yo me puedo atribuir el derecho a sentirme allí, en el lugar donde se sufre de verdad. Yo lo veo por televisión. Pido disculpas, otra vez. Para Rosario será un antes y un después, lo quiera uno o no. Hay que aprender a convivir con eso. La muerte de los muertos conocidos tiene ese lado oscuro. Es una mierda, pero es así.

javierchiabrando@hotmail.com
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-40072-2013-08-09.html