viernes, 14 de octubre de 2011

Pensándolo bien.....(XVII)









Los Originarios (V)









5- Hoy no lo titulo en verso, pero sí hablo del verso.....

Y el verso de hoy es la supuesta sintonía con la naturaleza, el respeto de los recursos naturales, por el medio ambiente, y tutti le fiocche que suelen endilgársele gratuitamente a los grupos y culturas aborígenes.
Permítanme hacer un "copypaste", o copiar y pegar en cristiano, un recurso que es válido siempre que uno entienda qué copia y qué pega. Y en este caso lo sé porque me "copipasteo"a mi mismo. "Copipasteo" es un neologismo propio de la interacción de culturas y un poco propio de cipayismo, digamos o reconozcamos de paso.
Y dije yo: "Habrán escuchado o leído esto en diferentes ocasiones: básicamente, el mito dice que los aborígenes, a diferencia de nosotros, viven en armonía con la naturaleza, que la respetan, que cuidan de no servirse de ella sino en aquellos frutos, aquellas maneras y aquellas cantidades que no la dañen".
"Pero hay explicaciones mas prosaicas pero no menos ciertas de lo errado del mito: Los pueblos primitivos no dañan la naturaleza (de manera ostensible) a condición de que sean tan pocos que su efecto no se note. Y es el poco número el causante de su aparente sabiduría.
Casi todas las culturas antiguas de américa se autoextinguieron, repárese en esto. Y esto siempre se originó en el hecho de que al volverse exitosos en su reproducción debieron reemplazar caza y recolección por la cría y siembra (o para contemplarlo dialécticamente; porque ambos fenómenos se alimentaron uno al otro), pero así es que por el número rapidamente arrasaban las especies de caza, los frutos e inclusive los árboles y arbustos leñosos (para leña o para habilitar el terreno para sembradíos) y esto trajo aparejados fenómenos de desertificación y cambio climático que finalmente los hicieron desaparecer (Por supuesto estamos hablando de los que no fueron exterminados por la onda civilizatoria europea).
Hoy mismo si alguien puede observar a los pobladores no urbanos, incluyendo paisanos y aborígenes, (en San Juan, Santa Cruz, Río Negro, Santiago del Estero, la Puna Jujeña, por ejemplo, donde yo lo pude verificar), éstos talan para leña (su único y ecológico combustible) todas las especies leñosas -o resinosas, como la yareta en la puna- en toda el área circundante hasta dejarla arrasada.
Logicamente no resiembran, sencillamente esquilman, y eso es lo que hicieron y hacen todos los aborígenes. Sencillamente al ser pocos la naturaleza consigue reponerse. Ellos tiran toda su basura exactamente igual que nuestros argentinos modernos y urbanos, o sea por cualquier lado, a la bartola y sin cuidar para nada el medioambiente. Y como el tan mentado (y no solo por los ecologistas) mantenimiento de su cultura está sumamente contaminado por el intercambio con la sociedad industrial, su basura no es cuidadosamente conservativa del medio ambiente, es basura nomás.
Por otro lado, para despejar terrenos para sembrar recurren al fuego, el mismo método predatorio que escuché condenar por los ecologistas cuando lo ejecutan agricultores capitalistas. Y no estoy afirmando que esa práctica sea efectivamente dañina, sino que lo que es bueno si es indio es malo si es moderno, según los indoapologistas.
Hay un caso paradigmático de la sabiduría ecológica de los naturales: La civilización Maya en centroamérica. Durante mucho tiempo no se podían establecer las causas de su declinación. Los estudios actuales han señalado (de manera tan fundamentada que es opinión casi unánime entre los arqueólogos) que se debió al uso de leña para la producción de cal. (Para los legos: cada tonelada de cal obtenida calcinando piedra caliza con leña en hornos artesanales consumirá cerca de media tonelada de leña). Todos sus imponentes edificios estaban asentados con argamasa en base a cal y revestidos con estuco de cal, y la leña requerida para la producción de la misma lo fué en tal cantidad que arrasó con los bosques circundantes en un área enorme, cambiando el clima, imposibilitando ello la obtención de cosechas adecuadas y obligando al abandono de las ciudades. Logicamente ha debido ser precedido de formidables hambrunas y mortandades.
Y eso que los mayas adoraban tanto su relación con la naturaleza que se la pasaban boludeando con ceremonias ad hoc e inclusive destripando gente en ofrendas.
Leía una vez que un arqueólogo, rodeado de peones del lugar (todos mayas) se preguntaba ¿Donde habrá ido este pueblo? y uno de los peones le respondió "a ningún lado, aquí seguimos, nomás". Efectivamente, son hoy quizás ni un 10 % de los que eran en el imperio. Mientras se mantengan así su armonía con la naturaleza está asegurada.
¿Pero entonces, porque se argumentan estas tonteras? Pues porque refuerzan la argumentación contra la actitud de la sociedad industrial, que en realidad despreció los "efectos colaterales" del desarrollo productivo hasta ya entrada la decada del 80, diría yo. Y es muy de humanos combatir lo que entendemos una tontera argumentando cualquier cosa que contribuya a ello, inclusive una tontería de otro tipo".
No tengo mucho que agregar. Yo suelo coincidir con Yo, aunque no siempre.
Quizás podrían añadirse algunos ejemplos de la depredación suicida de culturas primitivas reputadas sabias y ecológicas: Isla de Pascua, por ejemplo, donde los Rapanui talaron alegremente los profusos bosques que encontraron a su arribo, hasta que la dejaron pelada y prácticamente se extingieron (bueno, ayudados por reverendas biabas que se daban entre diferentes etnias).
Otro caso; se supone que la tala de extensos bosques por parte de los integrantes de la cultura Nazca, a efectos de dedicar esas tierras para la agricultura fué la causa de la progresiva desertificación que a la postre volvió imposible mantener esa población.
Pueblos que no desaparecieron pero tenían prácticas sumamente dañosas: Algunas tribus de la amazonía Brasileña, cuyo nombre no recuerdo ( es un recuerdo de 55 años de antiguedad, sepan disculpar) agitaban ramas de Curare en los ríos, lo que provocaba la mortandad de los peces en buena parte del curso. Cuando los cadáveres de los pobres animalitos flotaban a la superficie procedían a cosecharlos.
Logicamente la acción del veneno no diferenciaba peces grandes, chicos, hembras ni alevinos, con lo que el daño resultaba de una inconciencia total.
Por las dudas lo ignoren el Curare es una planta altamente venenosa cuya savia los indios utilizaban también para untar las puntas de flecha. Armas de destrucción masiva que les dicen.
Es decir, para redondear el concepto: Las culturas atrasadas mantienen el medio ambiente siempre que fracasen, es decir que sean incapaces de alimentar una población creciente y presenten por ello una alta mortalidad que mantenga bajo y estable su número. Donde desarrollen técnicas que aumenten en forma notable la producción de alimentos y su número en consecuencia aumente, por su desconocimiento absoluto de prácticas conservacionistas decaerán e incluso desaparecerán. .
En otras palabras, aunque suene peyorativo su éxito será solamente la antesala de su fracaso.
En lo que hace a la sintonía con la naturaleza, la vida natural, etc., digamos que las comunidades indias suelen oponerse a los laboreos mineros en toda américa.
Lo sorprendente es que en toda la costa occidental de américa los que explotaron Oro ( y por comprobarlo se volvieron locos los gallegos) fueron precisamente los indios.
Y el Oro no se come, no sirve para fabricar cacharros, es recién ahora un metal con cierta proporción de usos utilitarios (en moneda,computación, electrónica y audio), pero era absolutamente suntuario en las culturas primitivas, adorno de los capos y sacerdotes.
Y ni hablar del jade que numerosos grupos explotaron y era exclusivamente para adornos (joyería, digamos)
Pero no solo Oro o Jade explotaban al divino pedo nuestros originarios: Existe constancia en Chile de explotaciones de 12000 años de antiguedad para extraer óxidos de Hierro ¡Utilizado para pintarrajear momias y máscaras! Claro, eran usos ceremoniales, delicadezas de culturas respetables, no consumismo alpedístico, como los usos equivalentes en la sociedad moderna.
Y continuando con su respeto por la naturaleza, vaya esta muestra, referida a la actividad de grupos indígenas en el Parque Natural de Kayambe, en Ecuador "Los problemas también se extienden para las poblaciones que viven ancestralmente dentro del Parque. La quichua de Oyacachi y la cofán de Sinangue. Esa convivencia entre el Parque y los pobladores ancestrales, como en el caso de Oyacachi, población ubicada a una hora y media de Cayambe (Pichincha), crea problemas. En un informe de Fundación Natura se exponía que “las poblaciones locales (debido a la pobreza) se han visto obligadas a implementar estrategias de supervivencia, degradan el medio natural y ponen en riesgo la existencia en esta área protegida”."
Y no estoy acusando a esos pobladores por luchar como puedan por sobrevivir; estoy acusando de tontos a los que idealizan la realidad indígena.
Y los ejemplos abundan (los de la realidad indígena y los de la tontera de los aduladores).

Pero como dijera el prócer Bernardo Neustadt: "Lo dejamos ahí"

2 comentarios:

guido dijo...

En esta lo banco, don 68.

Anónimo dijo...

Excelente,el cuidado extremo del medio ambiente es un lujo que solo se pueden dar las civilizaciones tecnológicamente avanzadas,aunque ese cuidado siempre tiene un límite y esta dado por cuanto está decidida dicha civilización a resignar de su modo de vida a cambio de proteger la naturaleza.El control demográfico por ejemplo,que los originarios practicaban por medio del infanticidio femenino cuando escaseaba la comida y dejaban de practicar en cuanto descubrían una nueva y mas efectiva forma de producir alimentos siempre a costa de sacrificar medio ambiente.Saludos.