jueves, 19 de mayo de 2011

Pensándolo bien... (V)






El problema agrario




(2) Las migraciones internas de habitantes del campo (a)
Comenzaré a hablar de este punto, que viene a ser la parte Gorda de "El problema agrario", tema que intento enfocar en sus aspectos sociológicos más que económicos, aunque por supuesto ambos factores están indisolublemente unidos.
¿Porqué digo que es la parte gorda? Porque la migración interna aluvional de mediados del siglo pasado impactó en el imaginario de los pobladores urbanos de tal manera que de allí arrancan (o por lo menos se profundizan notablemente) sus prejuicios acerca de los "cabecitas negras", su adscripción a posiciones reaccionarias y la división irracional que campea hasta hoy e impide el "consenso" y "el diálogo" aún entre iguales, rechazando dicho sector todas las políticas inclusivas y distributivas propias de una postura mas humana.
Debe señalarse sin embargo que, quizás como escarmiento de lo vivido, los urbanos comunes del mediopelo configuran hoy una parte importante -hasta muy importante, diría- del apoyo popular al modelo en curso en una evolución progresista de sus idearios (perdonen los "movimientistas", pero lo que es "progre" es "progre", que le vamos a hacer) que permite abrigar esperanzas mejores para el futuro.
Basta para cualquier observador atento con ver las imágenes de acólitos en "678" para comprobarlo.
Cuando hablo del impacto en los pobladores urbanos no me refiero solamente al mediopelo. Los trabajadores industriales y de servicios nacidos urbanos tenían los mismos prejuicios, lo digo con conocimiento de causa porque provengo de una familia de ese tipo y crecí en un barrio obrero de la periferia de Buenos Aires.
Los prejuicios son siempre una cosa estúpida (y yo no estoy libre, vea), pero en aquellos casos resultaron doblemente estúpidos, porque una generación antes los padres inmigrantes europeos de muchos de esos mediopelos y obreros habían sufrido la misma discriminación, la misma desvalorización y en muchos casos hasta la persecución por su carácter de "razas inferiores" y la sufrían aún entonces. Basta recordar a Ramona, la mucama gallega de Divito o los chistes de gallegos, que siempre eran brutos, sucios y feos (independientemente de que muchos chistes estaban rebuenos), o la referencia a la falsificación de destrezas laborales o a la petulancia ignorante en los italianos (que eran tanos -nunca italianos- como adjetivación desvalorizante)
Logicamente las clases poderosas utilizaron esa tontera en su provecho según la Maquiavélica máxima "Divide y reinarás".
Las conductas Israelíes de hoy respecto a los Palestinos por ejemplo son un ejemplo antológico de grupos humanos que reproducen contra otros lo que se usó antes contra ellos.
La migración de la población del campo a las ciudades es un fenómeno mundial y antiguo, sobre todo desde la revolución industrial en Europa. Y casi nunca los grupos agrarios fueron incorporados a la sociedad urbana naturalmente. Esto obedece al instinto de horda guardado en los genes humanos y que elabora conductas de autodefensa ante los extraños igual que las de cualquier horda animal, aunque adornadas con argumentos propios de la única horda con gran desarrollo de la lengua hablada y la única con desarrollo de la escrita (sugiero ver aquí otras consideraciones mías sobre el tema). Esas conductas incluyen la idea de superioridad sobre los otros como método para explicar y afirmar como naturales y merecidas las cirscunstancias ventajosas para el grupo.
Ahora bien; la migración hacia las ciudades presenta en nuestra historia un sustancial aumento desde alrededor de la década del 30 del siglo pasado. Un diputado radical ¡cuándo no! apellidado Sanmartino pergeñó el tristemente famoso adjetivo de "aluvión zoológico" para referirse a los migrantes rurales ya en 1947 (no crean que tengo tanta memoria, me lo dijo Wikipedia) y luego siguió lo de "cabecitas negras" que no tiene autor registrado.
Lo importante es determinar las causas de la migración masiva y esas causas están suficientemente claras.
La superficie cultivada Argentina registraba un aumento sostenido por lo menos desde 1900 (no encontré datos anteriores) y hasta 1930, creciendo a un ritmo superior al del incremento de la población, con lo que el empleo en tareas rurales agrícolas estaba asegurado.
Igual que en la actualidad, los cereales tenían como principal destino la exportación (eramos "el granero del mundo"), lo que también sucedía con la ganadería. Y todo iba muy bien, los peones cagados de hambre pero con trabajo permanente, los propietarios tirando manteca al techo y viajando a Europa, hasta que el capitalismo tuvo una pequeña fallita, sucedió el jueves negro en la bolsa de Nueva York como manifestación emblemática y todas las economías desarrolladas y semidesarrolladas se fueron a la mierda como por un tubo en la conocida crisis del 29.
Y el precio de los cereales se derrumbó, lo que parecería lógico si no fuera que hoy el capitalismo está atravezando una crisis similar y el precio de los cereales por el contrario se va para arriba porque si hay algo que no es el capitalismo eso es ser lógico y ha inventado la especulación con "commoditys" (que son casi todo, porque son cereales e hidrocarburos y cobre y café y que se yo, y si faltara algo especulan también con hipotecas y con cualquier cosa), porque la masa de capital errante y especulativo es monstruosa, cosa que todavía no pasaba en el 29.
También ayuda China, fenómeno que no tuvo equivalente en la crisis anterior.
Hete aquí que entonces el crecimiento de la superficie sembrada se detuvo y hasta descendió hasta un 30 % entre 1930 y 1941.
Se recuperó algo a continuación, pero siguió siendo hasta 1962 alrededor de 15 % menor que el área sembrada en 1930 , porque a la crisis (que no terminó con Roosevelt como suelen hacernos creer) siguió sin solución de continuidad la guerra y a la guerra la reconstrucción, así que la siembra no era negocio (no era GRAN negocio, ya se sabe que para nuestros chacareros si no es GRAN negocio no es negocio). Y nuestros terratenientes grandes, medianos y chiquitos se concentraron en la ganadería que seguía rindiendo mejor.
Pero los cabecitas negras, que son muy brutos como se sabe, en vez de congelar la natalidad siguieron teniendo hijos como descosidos, cada vez eran más y ellos y sus hijos debieron buscar como seguir viviendo.
Y eso era lejos, en las ciudades (en Buenos Aires puede decirse)
En el cuadro siguiente podrán ver el desempeño del área sembrada y de la población.

Cliquear sobre el cuadro para ampliar
El brutal escalón 1930/1942 y el paralelo crecimiento del número de habitantes exime de mayores elucubraciones para explicar el "aluvión zoológico".
Creo conveniente recordar que la ganadería es poco demandante de mano de obra mientras que la agricultura lo era en grado sumo, de allí la importancia de las tendencias citadas.
Paralelamente a la disminución del área sembrada y para bien de los migrantes (y de todos), la guerra y sus consecuencias originaron lo que dió en llamarse la Industrialización sustitutiva de importaciones por haber cesado o volverse mínima la provisión desde los orígenes europeos tradicionales y asimismo desde EEUU, embarcada en proveer a Europa para que no se les volviera rojilla y en asegurar el dominio hegemónico de sus capitales.
Y allí consiguieron trabajo y ya no quisieron irse mas, los muy cabrones, aterrorizando a nuestros modositos habitantes urbanos hasta el día de hoy, que se cruzan con un negrito y les dan palpitaciones y un poco de asquito.
Si observan nuevamente el gráfico podrán ver que poco después de 1970 comienza nuevamente el crecimiento de la superficie sembrada, con un ritmo que continúa hasta hoy.
Si revisan mi serie "En carne propia" verán que la fecha coincide con el congelamiento del stock ganadero, justamente porque ahora dejaba de ser GRAN negocio matar vaquitas y era reemplazado por la agricultura nuevamente.
Pero comparar la curva de sembradíos con la de la población (que parecen acompañarse) resulta engañoso; en efecto el nuevo desarrollo agrícola corresponde a la introducción masiva de máquinas y sistemas de alto rendimiento para siembra, fertilización, fumigación y cosecha (la Revolución Verde, que le dicen) y es muy poco demandante de mano de obra, mucho, pero muy inferior por hectárea a la utilizada en la época anterior.
Así que aquí siguen los molestos cabecitas y llegan nuevas oleadas que mas adelante comentaremos, impulsadas ¡Oh contradicciones del mercado! por el avance del área sembrada. Habrá que pensar que hacer con ellos.
O mejor, habrá que pensar que hacer JUNTO con ellos.

Por ahora paro porque ví pasar unos negritos, voy a cerrar bien todo, vuelvo y la seguimos.

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