martes, 23 de marzo de 2010

Hoy hay que recordarlos

Hoy pedimos justicia, como todos los días, pero más.
Hoy les recordamos a los verdugos que no cejaremos.
Pero hoy, sobre todo, recordamos y homenajeamos a las víctimas.
Y para recordarlos con alegría, con esperanza, hacen falta poemas. Estos fueron hechos para otros. Pero en esto no hay otros. Todos ellos fueron, sencillamente, sueños que caminaban. No importa dónde. No importa cuándo. Aquí están.


La tierra se llama Juan

Detrás de los libertadores estaba Juan
trabajando, pescando y combatiendo,
en su trabajo de carpintería o en su mina mojada.
Sus manos han arado la tierra y han medido
los caminos.
Sus huesos están en todas partes.
Pero vive. Regresó de la tierra. Ha nacido.
Ha nacido de nuevo como una planta eterna.
Toda la noche impura trató de sumergirlo
y hoy afirma en la aurora sus labios indomables.
Lo ataron, y es ahora decidido soldado.
Lo hirieron, y mantiene su salud de manzana.
Le cortaron las manos, y hoy golpea con ellas.
Lo enterraron, y viene cantando con nosotros.
Juan, es tuya la puerta y el camino.
La tierra
es tuya, pueblo, la verdad ha nacido
contigo, de tu sangre.
No pudieron exterminarte. Tus raíces,
árbol de humanidad,
árbol de eternidad,
hoy están defendidas con acero,
hoy están defendidas con tu propia grandeza
en la patria soviética, blindada,
contra las mordeduras del lobo agonizante.
Pueblo, del sufrimiento nació el orden.
Del orden tu bandera de victoria ha nacido.
Levántala con todas las manos que cayeron,
defiéndelas con todas las manos que se juntan:
y que avance a la lucha final, hacia la estrella

Pablo Neruda

Gallos sueños

Tenemos una paciencia verde y sólida como un caimán
una experiencia a prueba de balas y promesas.

Sabemos aguantar con los delirios en acecho,
hacer almácigos con nuestros odios mejores.

Tenemos una esperanza a prueba
de terremotos y congojas.

Sabemos esperar rodeados por la muerte,
sabemos desvelarnos por la vida.

Tenemos una alegría temprana como un gallo,
una alegría convicta, maniatada y rabiosa.

Sabemos como desatarla y sabemos
que al alba cantarán los gallísimos sueños.

Mario Benedetti

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